En Sevilla, como en el resto de España, mientras unos confiaban en que el movimiento 15-M se fuera deshinchando tras la borrachera electoral del domingo 22 de mayo, otros lo temían. La realidad ha sido bien distinta: el lunes 23 de mayo se juntaron debajo del Metropol Parasol, las Setas de la Encarnación, caras nuevas que llegaban a sumar manos.
En Comunicación, una de las áreas de trabajo organizadas en Acampada Sevilla, se celebró una reunión improvisada –como muchas- con propuestas sobre cómo organizarse. Los recién llegados debatían con los veteranos dentro de la linde que separa los ordenadores y las mesas de trabajo del barullo. Los que llevaban ya varios días al pie de cañón miraban a sus compañeros como preguntando “¿Quiénes son?” y la respuesta venía acompañada de una sonrisa: “Vienen a ayudar.”
De esta manera, después del domingo, el movimiento 15-M, en lugar de ir desmembrándose, va sumando apoyos. Se suman personas de todas las edades y profesiones: traductores, periodistas, ilustradores, maquetadores, técnicos, ingenieros… Personas comprometidas que arriman el hombro, acuden a una reunión en la plaza de la Encarnación y se llevan el trabajo a casa.
La acampada en Sevilla gana en organización. Los traductores, por ejemplo, se reparten tareas: hay quienes buscan contactos en el extranjero, unos coordinan, otros hacen una primera traducción, los siguientes la revisan.
A la experiencia de los que están desde el primer día se suma la fuerza y la frescura de los recién llegados. Como transmiten los primeros: todos somos iguales, todos aportamos, el movimiento es de todos.
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