Sin pecar de un exceso de optimismo, bien se podría decir que el acto de ayer fue la antesala al “otoño caliente” que se presenta en el ámbito político y social. Las escaleras de las Setas, escenario de fotografías ya inolvidables en el imaginario del 15-M, mostraron de nuevo el color de variopintas vestimentas y carteles decorando la plaza. Pese a que un verano en el que “los políticos han trabajado excepcionalmente” (como apostillaba uno de los participantes en el debate) nos regala numerosos motivos de descontento, el objeto de debate de ayer fue la tristemente famosa reforma constitucional. El proyecto ya ha sido aprobado en el Congreso y el Senado, de modo que la inclusión del techo de gasto en la Carta Magna sólo podría enfrentarse, como mucho, a un referendum popular si el número de congresistas y senadores necesarios lo demandan antes del 23 de septiembre.
Las cartas están echadas y ya conocemos el ganador en esta partida, pero ello no es óbice para que el pueblo haga lo que en el proceso de reforma se la ha prohibido: debatir, expresarse y mostrar su voz. Con este objetivo, el encuentro comenzó con una charla ofrecida por el profesor universitario y miembro del 15-M, José Luis Moreno, quien propuso tres puntos para tratar en el debate, que se podrían sintetizar en ‘modo’ (procedimiento de la reforma”), ‘contenido’ (la filosofía neoliberal subyacente a la misma) y ‘reacción’ (qué respuestas dar desde la sociedad civil):
En cuanto al primero, la reforma “parece” una imposición del Banco Central europeo, dijo el ponente. El secretismo y la celeridad con que se ha desarrollado el acuerdo bipartidista han sido las notas dominantes, junto la “necesaria” exclusión de la ciudadanía y de su participación. Al evitar el debate público se elimina un ingrediente esencial de la política, que es la reflexión colectiva, la argumentación documentada, el tiempo para que cada cual forme su opinión. Por el contrario, la técnica escogida ha sido presentar a Zapatero como el “héroe de Estado” que debe tomar decisiones difíciles y dolorosas para salvar el país, renunciando a sus principios en pro del bien común.
Pero ¿qué bien común? ¿Es bueno para la sociedad creer que el Estado podrá ingresar más o lo mismo que el gasto público siempre y en toda situación? Puede que lo sea, si se es partícipe de la filosofía neoliberal que esconde la reforma y que se basa en creer que todas las necesidades humanas (a las que un Estado debe responder) se pueden medir en términos económicos. Es ésta la filosofía de la mercantilización de la salud, la educación, el bienestar. Y es está la que lleva a que lo que no sea ‘rentable’ en términos económicos y en el corto plazo sea eliminado del espacio público, o sea, privatizado. Así está ocurriendo, por ejemplo, en Cataluña y en Madrid (por cierto, en contra de este ataque a lo público hay hoy, 18 de septiembre, manifestaciones en toda España convocadas por el 15-M.) Todo este debate corresponde al contenido de la reforma y, según el profesor Moreno, se reduce a que nos planteemos qué tipo de Estado queremos: un Estado Social que intervenga en la economía para garantizar el bienestar de la población o, por el contrario, un Estado Liberal en el que cada cual “se ocupe de sus problemas”.
Por último, y para dar entrada al debate, el ponente interrogó el tipo de respuesta que la sociedad civil debe ofrecer. Concretando en el 15-M, el profesor opina que es necesario definir más el discurso, olvidando la idea de que “todo enemigo de mi enemigo es mi amigo” y entrando en debates que hasta ahora se habían ignorado por ser conflictivos. Dentro de esta reflexión, cabe preguntare qué tipo de propuestas se pueden hacer en la coyuntura actual, pensando, una vez, en el modelo de Estado (o de gestión de lo público, para ser más abstractos) que queremos defender.
Luchar en diferentes frentes, concienciación y difusión
Con un poco de recelo al principio (hablar en público siempre causa impresión) el debate se fue sucediendo frente al micrófono. Entre los temas que se tocaron, los puntos más comunes fueron varios. La reforma constitucional es un golpe fuerte y doloroso pero no es el único que nos han dado y, más aún, ha servido como cortina de humo tras la cual nos han ‘colado’ otros palos, como la última reforma laboral que precariza aún más las condiciones del trabajo. Por ello, hay que seguir desarrollando el debate sobre todos y cada uno de los temas que van mermando nuestros derechos y libertades.
Para este fin, es necesario, como apuntaba Moreno, definir el debate, madurar las ideas, acercando el 15-M a la sociedad a través de los problemas que cada día asolan a la ciudadanía. En este sentido, es importante reforzar la concienciación de la sociedad (hacerle ver que la política sí es asunto de todos y todas, que sí influye en la vida de cada persona) y hacerlo reforzando la formación de la ciudadanía, dando herramientas de empoderamiento.
Debate, formación, concienciación y, por supuesto, no perder la fuerza que el 15-M obtuvo mediante el carácter masivo de las primeras manifestaciones. Es necesario recuperar esta fuerza de impacto, que ayuda a despertar la conciencia colectiva y a levantarnos de nuestros asientos.
Tras el debate, la concentración concluyó con cantos y eslóganes ya famosos. Entre ellos, “banqueros a la cárcel” venía muy a cuento, pues al acto se sumaron las personas que se contrentraron frente a la sede del Banco de España durate el “Occupy Wall Street” sevillano. La canción que más animó el ambiente fue una versión del “Pena penita pena” cada vez más elaborada y que hace del humor su herramienta de ataque. Al final, llamamiento colectivo, hay que seguir tomando las plazas, esto no ha hecho más que empezar.